¿Ciudadanas de segunda clase?

En mi ciudad, Ontinyent, hemos visto cómo recientemente chicos jóvenes de unos 20 años secuestraban y retenian ilegalmente a dos mujeres de origen rumano que ejercian la prostitución en una carretera de una ciudad costera. Posteriormente encontraron a una de ellas con síntomas de haber sido agredida sexualmente y abandonada en un descampado. La otra, ya dentro del coche y en medio de un forcejeo pudo salir del coche en marcha y tuvo que ser atendida médicamente.
Y me pregunto, ¿acaso las mujeres prostitutas en particular son ciudadanas de segunda o tercera categoría?
Soy de las que piensa que el debate sobre la prostitución está pendiente. Sobre todo, porque al igual que la propia sociedad, tiene demasiadas aristas y matices y, por tanto todo está por decidir y quizás, por regular.
Pero a pesar de ese debate pendiente, lo que no está en absoluto en cuestión es la condición de ciudadanas de estas mujeres. Los son, al igual que cualquiera de nosotras. Y, por supuesto, nosostras lo somos al igual que cualquiera de los malditos agresores y asesinos que cada día maltrata, asesina o sigue pensando en que la condición de haber nacido hombre garantiza un estatus superior a lo largo de la vida.
Es insoportable pensar que en el imaginario colectivo persiste la idea de que el colectivo de mujeres prostitutas son susceptibles de ser maltratadas a causa de su condición puesto que al trabajar en el sexo, se supone que también venden su propia alma al potencial cliente que además de comprar placer se cree con derecho de invadir espacios de la mujer a los que ella no le ha dado acceso y, por tanto los violenta invadiéndolos de forma brutal.
Es sencillamente horrendo.
Los derechos de ciudadanía de las personas se patean con demasiada facilidad, frecuencia e incluso con cierta impunidad. Per cuando se trata de mujeres que ejercen la prostitución, a veces da la impresión que no sólo se patean, sino que directamente se les niegan.
¿Porqué? ¿Acaso no son seres humanos?, ¿Su condición de trabajadoras del sexo, es incompatible con el hecho de tener derechos humanos básicos y elementales?
Sigo sin tener claras muchas cosas en la vida, pero el hecho de reconocerles la condición de ciudadanas con plenitud de derechos es algo que ya tengo muy claro.
Supongo que será cuestión de lucha, tiempo, educación en valores y otras cosas las que deben acabar con esta forma brutal de violencia hacia este colectivo especialmente vulnerable.
Ben cordialment.
Teresa