¿De verdad?

         Estamos en 2024, en pleno siglo XXI y 176 años después de la Convención de Séneca Falls, que fue la primera sobre derechos de la mujer en Estados Unidos en 1848. El resultado fue la publicación de un documento llamado por las organizadoras de la Convención Lucrettia Mott y Elizabeth Cady Stanton, “Declaración de sentimientos” en el que denunciaban las restricciones, sobre todo políticas, a las que estaban sometidas las mujeres: no poder votar, ni presentarse a elecciones, ni ocupar cargos públicos, ni afiliarse a organizaciones políticas, ni asistir a reuniones política.

         Es cierto que desde entonces las mujeres hemos avanzado mucho en derechos. Pero es igualmente cierto que seguimos viviendo en una sociedad en la que somos sometidas a feroces normas patriarcales que nos hipersexualizan desde niñas, en la que somos violadas y asesinadas por ser mujeres, usadas como materia prima en las esclavitudes sexuales de la prostitución y reproductivas de los vientres de alquiler. En nuestros cuerpos de mujeres se siguen librando batallas en las cuales las religiones nos quieren imponer sus dogmas o los puteros sus derechos. O son usados en el porno para consumo masivo de una forma de relacionarse sexualmente basada en la dominación y en la violencia sobre nosotras.

         Una sociedad en la que el uso del lenguaje sigue en demasiados casos marcando diferencias insalvables en la determinación de los estereotipos que se han de seguir para mantener los privilegios del patriarcado y que los señoros de la Academia se niegan a actualizar con discursos vacuos que ya no convencen a nadie.

         Si bien es cierto que desde la Declaración de Sentimientos el feminismo ha ido evolucionando, no es tampoco menos cierto que el patriarcado ha ido evolucionando también para poder seguir camuflándose para su perpetuación y, por tanto, para seguir con su dominación.

         Si bien es cierto que el machismo no entiende de siglas políticas y que está presente tanto en la derecha como en el centro y en la izquierda, nuestros “compañeros” de las izquierdas parecían más sensibles a nuestras reivindicaciones, aunque su discurso siempre era el mismo independientemente de tratarse de un partido político, sindicato u ONG: Mujeres, ayudadnos a conseguir nuestros objetivos y después os ayudaremos a conseguir vuestras metas. Pero se retiran cuando consiguen sus objetivos, siempre con nuestra ayuda y nunca se acuerdan de la segunda parte del pacto: nuestras reivindicaciones. Ahí ya se dispersan y se van a otras cosas como la de seguir apuntalando en sistema que tantos privilegios les sigue brindando por haber nacido hombres.

         Y la historia se repite. Ya sean, insisto, sindicalistas, políticos, activistas, etc. La historia siempre se repite. Y en estos momentos se vuelve a repetir con la canción que representará a España en un más que casposo, clasista y capitalista festival de Eurovisión.

         Un festival que permite la participación de un estado sionista como lo es Israel que ha asesinado a más de 26.000 personas palestinas, mayoritariamente criaturas y mujeres que representan el futuro de un pueblo. Pero a los organizadores del festival esto no parece importarles porque lo único importante es que el espectáculo debe continuar. A pesar de los asesinatos de Israel o a pesar de la falta de respeto de canciones como la elegida por España para con los derechos de las mujeres a quienes se permite insultar y vejar llamándolas “zorras” y disfrazándolo de empoderamiento femenino.

         El mundo al revés. Y todo ello con el gobierno más progresista y feminista de la historia. Vivir para ver.

         Gracias a la “inestimable ayuda” de la gestión del Ministerio de Igualdad en los últimos cuatro años que se ha encargado de poner en manos del lobby gaycapitalista toda la gestión y al cual ha regado con muchos millones destinados a luchas contra las violencias machistas y que, también se ha encargado de proscribir el feminismo radical con la aprobación de una ley mordaza y terrible como lo es la ley trans.

         Una ley que permite barbaridades y deja en la indefensión más absoluta a la infancia y a quienes inoculan ideas como la del empoderamiento femenino a través del insulto y la vejación a las mujeres.

         Y ahora y de nuevo, ese lobby gaycapitalista se ha apropiado no solo del lenguaje feminista, sino que además lo está usando para definir e implantar lo que es y debe ser el feminismo moderno, dejando fuera, eso sí a las lesbianas y al resto de mujeres feministas.

         Un lobby que deja fuera de su agenda la verdadera agenda feminista con la lucha contra todas las violencias machistas y que se permite frivolizar la hipersexualización de las niñas enviando mensajes muy perturbadores y confusos para esas criaturas, pero muy claros para los pedófilos.

         Y, ¿todavía existe gente que defiende que el feminismo radical no es necesario? Muy al contrario. No solo es necesario. Es posiblemente más necesario que nunca puesto que, al pretender borrarnos a las feministas radicales y buscar que cualquier cosa sea feminismo, hemos de reforzar nuestros esfuerzos y sumar muchas más voluntades para buscar convencer de la necesidad de acabar con las violencias machistas, abolir la prostitución, los vientres de alquiles, la pornografía y los estereotipos que conforman el género.

         Porque hemos de recordar, queremos recordar que el sexo es el origen de nuestra opresión que utiliza el género para someternos. Y precisamente el género, como constructo social opresor para con las mujeres, ha de ser abolido para la construcción de una sociedad realmente más igualitaria y socialmente más justa entre mujeres y hombres.

   Ben cordialment,

   Teresa

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Por fin!!!

         Ya avisé que me pasaría por este espacio de vez en cuando para mantenerlo vivo y poder ir vertiendo no solo opiniones, también otro tipo de emociones. Pero necesitaba parar y respirar porque el dos mil veintitrés fue un año emocionalmente bastante duro. Y, aquí estoy de nuevo, tachín…

Si, por fin acabaron las fiestas y ya podemos afirmar que ha comenzado el año con esa normalidad deseada y que las fiestas navideñas nos impiden.

         Si el dos mil veintitrés acabó con una cifra espeluznante de feminicidios en el Estado Español, el año recién comenzado avanza imparable en el mismo sentido. A pesar de que no he encontrado datos, quizás por las propias navidades, varias mujeres han sido agredidas sexualmente desde la noche de final de año y creo recordar que ya ha habido algún asesinato.

         Pero si este tipo violencias machistas son espeluznantes y van en contra de la libertad y la dignidad de las mujeres en todo el mundo, lo peor es que gracias a las políticas neoliberales que legislan para que los deseos de, mayoritariamente hombres, se conviertan en leyes e incluso en leyes que amordazan a quienes no piensen como ellos, el retroceso en derechos de las mujeres es un hecho.

         La última noticia que he conocido esta mañana es que la OMS puede acabar nombrando a un hombre que se describe a sí mismo como “una activista transfemenina, académica y zorra” para colaborar en su primera guía mundial sobre “atención de afirmación de género”. Así, tal y como suena y con todas sus letras. Os invito a que leáis el artículo enlazado para que veáis por donde van a ir los tiros en los próximos años, si desde el feminismo no conseguimos parar esta barbarie.

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Pausa necesaria

         Cuesta decir adiós, por eso me cuesta tanto decirlo. De hecho, no voy a decirlo. Solo voy a plantear esto como una pausa necesaria para descansar los domingos.

         En quince días, el veinte de mayo será mi cumpleaños número cincuenta y nueve. Lo quiero celebrar con mi familia y no estar pendiente de que ese domingo “toca” escribir. Llevo casi dieciocho años escribiendo en este blog, aunque haya pasado por varios servidores. Y casi siempre cada quince días sin contar los descansos que necesariamente me he tomado.

         Ha sido un trabajo voluntario y, a veces muy personal que me ha llevado a explorar territorios de militancias e incluso personales, desconocidas y profundas.

         Me siento un poco cansada. No de lo que pienso y expreso en este espacio, pero si de la “Auto imposición” del artículo quincenal.

         Hemos reflexionado sobre casi todos los temas del feminismo y en más de una ocasión. Y digo hemos, porque alguna gente querida me ha hecho llegar sus reflexiones propias a través de las mías. Y eso me ha hecho sentir muy bien siempre.

         No voy a cerrar el blog, para nada. Lo voy a dejar como espacio al que asomarme cuando quiera o lo necesite, porque he de reconocer que a veces lo necesito. Por eso va a quedarse esta puerta abierta, porque me conozco y seguramente, cuando vea o escuche alguna cosa que no me guste o no entienda, necesitaré volver para reflexionar y, a través de esa reflexión escrita, intentar entender el mundo.

         Mi gran amiga Maite, cuando le planteé esta posibilidad, me dijo “es una pena, el blog es como tu criatura más personal”. Me conoce bien y sabe que es cierto, pero sencillamente estoy cansada de esa auto imposición dominical y quincenal de la que hablaba. Maite lo sabe y lo entiende. Estoy segura de que mis amigas y amigos lo entenderéis. No quiero que “mi criatura” se convierte en “mi pesadilla” y, por tanto, acabar odiándola.

         En este momento no quiero más auto imposiciones. Con la obligatorias como el hecho de ir a trabajar y algunas otras ya tengo suficiente. Quiero disfrutar de mi tiempo con otras actividades como leer, que estoy leyendo poco y eso nunca es bueno.

         Hace unas semanas visité a mi psicóloga a quien le expuse algunas situaciones y su consejo fue “ponte en el centro de tu vida”. Y eso estoy intentando.

         Y ya y para acabar un último favor: Se acercan varios procesos electorales y hay que ir a votar, por nuestras antecesoras que, incluso perdieron la vida para que nosotras podamos votar hoy. Y votar feminismo y opciones de izquierda. Siempre. No podemos permitir que, con nuestros votos nulos o no, o nuestras abstenciones la derecha y la ultraderecha se hagan con el poder.

Que cada una reflexione y vote su opción feminista y de izquierdas que todas son legítimas, pero no podemos permitir que la derecha se haga con el poder. Ya sabemos y hemos sufrido lo que ocurre cunado ellos gobiernan. Solo hace falta mirar las comunidades que gobiernan y cómo están los derechos de las mujeres y las niñas que no han sido blindados con leyes de rango superior.

Como he dicho al principio, no sé decir adiós y, por tanto, esto es solo un “seguimos viéndonos en los diferentes caminos que nos unen”. La vida es larga o, al menos esperemos que lo sea, y las militancias largas. Y como digo en el subtítulo del blog, las militancias no se predican, se practican. Hay mucho por hacer y muchos caminos para hacerlo, que es lo realmente importante. Nos seguimos encontrando por esos caminos.

         Hasta la próxima y gracias por todo y por tanto!!! Y recordad que “Mujeres sabias y brujas no se cierra, solo se pone en pausa.

Ben cordialment,

Teresa

Un gran derecho que conquistar

Escribo justo el Día Internacional del Libro y hace un rato navegando por las redes me encontré con una entrada en una de ellas de mi querida Begoña Piñero en la que nos recordaba a las niñas y mujeres a las que impiden leer o, directamente no se las enseña con el claro objetivo de mantenerlas en la ignorancia y, por tanto, al servicio del patriarcado.

La verdad es que no consigo recordarme sin uno o varios libros sobre la mesita de noche o sobre el brazo del sofá y, últimamente y como consecuencia de problemas con las cervicales, sobre un pequeño atril que previsoramente me regalaron mis hermanas.

En casa de mis padres fuimos criadas cinco hermanas y las palabras que más recuerdo desde que tengo uso de razón siempre fueron dos: “lee” y “estudia”. Su mayor obsesión era nuestro aprendizaje y se esforzaron mucho y renunciaron a mucho por conseguir que nosotras pidiéramos estudiar un mínimo. Ese mínimo era el BUP en tiempos en los que todavía nos podían poner a trabajar a los catorce años para colaborar en la economía familiar.

He recordado cuando leí el post de Begoña, ese esfuerzo de una pareja en la cual él era un albañil de una fábrica de mantas y ella una ama de casa de, además cosía para otras personas cuando podía y que tuvieron cinco hijas a las que se empeñaron en inculcar el amor a los libros.

El esfuerzo de mis padres es un ejemplo de lo claro que ambos tenían que solo la cultura de los libros nos podría salvar de una vida de sometimiento y nos aportaría claves para decidir qué y quienes querríamos ser en el futuro.

Ellos, a sus ochenta y cuatro y ochenta y tres años siguen leyendo lo que pueden y nosotras somos lectoras voraces gracias a ellos.

Pienso en todas las niñas a las cuales impiden aprender a leer para que se dediquen a transportar agua para la familia o a cuidar a sus hermanos menores mientras sus padres se matan a trabajar para poder darles de comer y reconozco que se me parte el alma.

Se me parte el alma porque les roban un derecho básico como lo es leer y, por tanto, también les roban el acceso a la cultura, al conocimiento, a la libertad de pensamiento, de decisión, en definitiva a la libertad en sí misma.

Al robarles ese derecho, también se les está negando un futuro fuera de las imposiciones familiares o culturales, sobre su propio cuerpo y a decidir sobre su propia vida que es lo que siempre ha pretendido y, en demasiadas ocasiones ha conseguido, el patriarcado con sus imposiciones y sus privilegios.

La subordinación histórica de las mujeres solo comenzó a cuestionarse cuando las mujeres tuvimos acceso a la cultura y, por tanto, a exigir salir de ese espacio de dominación que tan cómodo le resulta al patriarcado.

Ya Safo y Aspasia de Mileto, fundaron escuelas de mujeres en donde las alumnas eran educadas para ser libres. Y estamos hablando de los siglos VII antes de Cristo en el caso de Safo y del siglo V Antes de Cristo en el caso de Aspasia. En ambos casos las dos fueron conscientes de la necesidad de educar a las niñas para poder avanzar en libertades. Después llegaría Hypatia a la que ya asesinaron por haber cuestionado las creencias y, por tanto, la cultura tradicional masculina.

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Caballo de Troya

         Gracias a una amiga acabo de conocer que Ada Colau, alcaldesa de Barcelona y firme defensora de la legalización de la prostitución, ha acusado a Carmen Calvo de alienarse con la derecha en materia de igualdad.

         No seré yo quien defienda a Carmen Calvo, que sabe defenderse sola, pero si comparto con ella su visión del feminismo radical el que, como ya he dicho en muchas ocasiones, va a la raíz de l0s problemas para, desde allí, identificarlos y buscar soluciones.

         Y, además, Ada Colau según noticias publicadas, acompañará a Yolanda Díaz en su propuesta electoral SUMAR. Con lo cual, si ese es el planteamiento en el tema de la prostitución y con la recién aprobada ley trans de estas dos referentes políticas que buscan ser la alternativa de PODEMOS, apaga y vámonos.

         Estas nuevas izquierdas que abandonan la defensa de la realidad material de las mujeres como referentes específicos y biológicos, para las políticas de igualdad, no nos representan a muchas feministas. Y, lo que es peor, por mucho que se llamen feministas, al igual quelas representantes del Ministerio de Igualdad, esencialmente no lo son. Sencillamente y una vez más están intentando convertirse en un caballo de Troya del feminismo para destruirlo desde dentro.

         Como es obvio, yo no soy quien para repartir carnets de feminismo a nadie, pero llevo a mis espaldas muchos años de formación, de estudios y de reflexiones para reconocer qué es el feminismo que me representa y cual es una farsa que sólo busca apropiarse de los logros históricos del feminismo para, de ese modo, autoproclamarse feministas,

         El feminismo es un movimiento político y social de carácter universalista y solidario y que, básicamente defiende que mujeres y hombres somos iguales en derechos, libertades, oportunidades y acceso a los recursos de todo tipo. Es una teoría y práctica política articulada por mujeres que, tras analizar la realidad en la que vivimos y las diferentes opresiones que seguimos padeciendo por haber nacido mujeres, las identificamos, señalamos, nombramos y nos organizamos para cambiar esa sociedad patriarcal que nos oprime. Y lo hace por haber nacido con sexo femenino. Porque sexo y género son cuestiones diferenciadas. Mientras el sexo es biológico y, como dice mi amiga Maite, nacemos con cromosomas XX las mujeres y XY los hombres, el género es una construcción social, naturalizada a lo largo de los siglos y por grandes pensadores y, por qué no decirlo también por las grandes religiones monoteístas, para mantener un sistema de obediencia y sumisión de las mujeres ante los hombres que, de ese modo conservaban intactos sus privilegios y todo el poder económico, social y político.

         El resto de los movimientos ideológicos, serán otras cuestiones, pero no es feminismo. Y que conste que me parecen todos ellos, salvo los relacionados con la ultraderecha homófoba, misógina y racista, muy lícitos en sus planteamientos y en su diversidad.

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Óptica adecuada

         Con motivo del pasado ocho de marzo di una charla en mi ciudad sobre los aportes que el feminismo ha realizado para el avance democrático y social. Para ello preparé unas diapositivas con temas variados.

         Realizar este tipo de trabajos siempre nos enriquece porque nos obliga a explorar temas que, o bien por desconocidos o por olvidados, hemos de recuperar para la explicación.

         Aparte de este trabajo de búsqueda y recopilación tengo la fortuna de contar con amigas a las que acudir en caso de dudas que siempre me escuchan con atención, me corrigen e incluso me aportan sus puntos de vista, siempre enriquecedores. En este caso fue Tere Nieto la que me ayudó para que recordara algunos temas fundamentales, como por ejemplo el papel de las mujeres durante la Segunda República.

Un papel interesadamente ocultado por el régimen fascista del dictador, que no solo se encargó de devolver a las mujeres a sus casas y encerrarlas a cal y canto, sino que también hizo “bien” su trabajo de borrado de las mejoras que se consiguieron a través de la Constitución de 1931.

         Al recordarlas en las diapositivas, surgió el debate posterior, puesto que la mayoría de los presentes reconocieron no saber que derechos como el aborto, el divorcio, la libre elección de profesión y la prohibición de discriminación laboral para las mujeres nacieron en aquella Constitución de 1931. Y fueron muchas más las personas que desconocían que, ya entonces, se declaró al Estado Español como laico y se prohibió que la enseñanza obligatoria para niñas y niños estuviera en manos de congregaciones religiosas.

         Los actuales avances de los derechos de las mujeres no nacieron en la Constitución de 1978. No. Algunos de ellos se recuperaron de la del 31 y otros como el aborto o el divorcio todavía tuvieron que esperar algunos años para ser, de nuevo, una realidad. Seamos pues justas con el feminismo de la Segunda República y recuperemos la voz silenciada y ocultada interesadamente de tantas mujeres que lucharon por aquellos derechos que luego serían arrebatados por el régimen fascista del dictador Franco.

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Hacia un 8 de marzo electoral

         Cuando escribo estas letras la llamada “ley trans”, recién aprobada por las Cortes Generales del Estado Español, todavía no ha sido publicada en el BOE, pero la traición a las mujeres y niñas ya se ha perpetrado.

         Y es triste comprobar cómo la utilización interesada del Ministerio de Igualdad para fines para los que no fue creado, ha tenido y tendrá consecuencias terribles justamente para quienes más debía proteger: mujeres y niñas.

         No solo se ha apartado totalmente de la histórica agenda feminista, es que se ha dedicado a propagar una teoría misógina que refuerza los roles opresores para más de la mitad de la población.

         Se ha dedicado a “elevar a los altares” una teoría pseudo científica y lesiva para los avances de las mujeres, poniendo en riesgo no solo los espacios de seguridad conseguidos a lo largo de los años y por la lucha feminista, también los avances actuales.

         Con una ley ordinaria han puesto en jaque leyes orgánicas como la de igualdad efectiva entre mujeres y hombres o la de protección integral contra la violencia de género. Y, aunque pueda parecer exagerado, nos han convertido a las mujeres activistas del feminismo radical tradicional en verdaderas disidentes y nos tratan (y nos tratarán si no lo impedimos) como verdaderas apestadas.

         Se ha cambiado el término que utilizaban y siguen utilizando los machirulos de “feminazi” por el de “terfas” facilitando así el trabajo al patriarcado de forma alarmante y peligrosa.

         Hablan de propuestas feministas cuando en realidad están haciendo propuestas y leyes que son de todo menos feministas. Porque el feminismo busca la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres. Y, además, es universalista, mientras que las políticas propugnadas por el equipo del Ministerio de Igualdad se han dedicado a legislar para que los deseos personales tengan prevalencia sobre lo universal, solidario y cooperativo.

         No voy a entrar en detalles sobre sus leyes aprobadas, pero de lo que estoy segura es que son de todo menos feministas.

         Esta pseudo izquierda que venía a cambiar la política, al final lo que ha conseguido es cambiarla, pero no para mejor. Dicen estar a la izquierda del PSOE que ya sabemos que es una “izquierda” bastante descafeinada, pero en realidad son zorras (en su sentido literal de animales) disfrazadas de corderas que buscan la apropiación simbólica del espacio conquistado por el feminismo, para llevar a cabo sus despropósitos para con las mujeres y las niñas.  

         Se acercan las elecciones municipales, autonómicas y generales y el poder del voto de las mujeres puede ser muy decisivo. No olvidemos el lema de “Feminismo no vota traidores” y que yo pienso seguir a pies juntillas, pese a que en el fondo de mi corazón siento un profundo dolor por la traición que siento en mis propias carnes por parte de quienes he considerado desde siempre que eran “mi gente”.

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El sexo existe

         Con la aprobación de la llamada “Ley trans” en el Senado esta semana y su retorno al Congreso para su aprobación definitiva se están superando todas las barreras para su aprobación por urgencia.

         Una ley que para lograr su aprobación ha usurpado el debate parlamentario al no haber permitido en su tramitación la comparecencia de personas expertas que pudieren expones las consecuencias de su aplicación, sobre todo en menores, pero también en adultas.

         Una ley que borra de un plumazo los efectos de la ley orgánica para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres que tantos esfuerzos costó a tanta gente y cuya aplicación consiguió, entre otras cosas, la casi paridad en listas electorales, la desagregación por sexos de los datos importantes como los de paro, empleo, expectativas de vida, etc. y que con la desaparición del factor “sexo” van a ser ninguneados y troceados para quedar sin valor.

         Porque les guste o no a quienes, desgraciadamente para las mujeres y las niñas, han promovido esta ley, el sexo sigue y seguirá existiendo por mucho que nos quieran imponer el género como categoría social. Las mujeres seguiremos siendo mujeres les pese a quien les pese. Y nuestra capacidad de gestar o no y al menos de momento, la seguiremos teniendo solo nosotras. Insisto tanto siles gusta como si no.

         Podrán disfrazar la realidad material de la categoría “sexo” como les dé la gana, pero pese a todos sus esfuerzos, seguirá siendo una realidad material.

         Por mucho que se esfuercen en inventar una neolengua que intente borrar a las mujeres, como de hecho ya está ocurriendo, seguiremos estando ahí y reivindicando la superación de las desigualdades que sufrimos por haber nacido mujeres. Y a las mujeres lesbianas les vamos a tener que prestar una especial atención, como también estamos ya viendo por los efectos de los derechos que se van a otorgar a algunas personas en base a sus deseos.

         Y volvemos a la imposición de los deseos sobre los derechos de más de la mitad de la población que somos las mujeres. Deseos que ponen en peligro la dignidad y los derechos de todas las mujeres y las niñas. Deseos de una escandalosa minoría que van a dañar sus cuerpos permanentemente y a destrozar sus vidas al quedar sujetos a medicación crónica sin necesidad previa.

         Deseos que van a condicionar los espacios de seguridad de las mujeres al tenerlos que compartir con quienes “se sienten” mujeres sin serlo como vestuarios, aseos, etc. por no hablar de los módulos de las mujeres en las cárceles en los cuáles van a poder tener entrada y libre acceso a los cuerpos de las mujeres los varones que se “sientan” mujeres porque con su simple deseo bastará para serlo.

         Tiempos de distopías gracias a una izquierda que ha acudido a satisfacer los deseos de una minoría caprichosa y adicta al neoliberalismo más consumista, incluso de cuerpos humanos, en lugar de atender las necesidades de igualdad real de más de la mitad de la población que somos las mujeres. Y que han utilizado los medios económicos e institucionales que deberían haber sido utilizados para combatir las violencias machistas por ejemplo, para impulsar políticas que nada tienen que ver con ello y que incluso las potencian aunque sea de manera indirecta.

Triste realidad la que nos toca vivir a las mujeres atrapadas entre la distopía promocionada por una izquierda posmoderna y chupiguay con mucho brilli brilli pero sin fundamento y la ultraderecha que pretende hacer retroceder nuestros derechos ya, al menos teóricamente, consolidados.

No será este momento histórico recordado con cariño por quienes aspiramos a que el futuro para nuestras niñas sea mejor que el nuestro.

Me siento, como ya he dicho en numerosas ocasiones, traicionada por esta izquierda desnortada que no ha dudado en venderse a los intereses de grandes multinacionales farmacéuticas y médicas que son las que verdaderamente van a ganar con la aprobación de esta ley distópica.

Y, si siempre hemos mirado a los países nórdicos en cuestiones de derechos sociales, ¿Por qué no los observan ahora que, al comprobar los daños colaterales de la aplicación de este tipo de leyes, están dando marcha atrás? Todavía es posible no cometer este error histórico de intentar borrar la realidad material del sexo por la del género sentido. Todavía y con voluntad política se podría parar esta locura. Pero mucho me temo que, de nuevo, la arrogancia y la prepotencia de algunas se van a imponer.

Solo me queda recordar que el feminismo no vota a traidores. Y que la izquierda posmoderna chupi guay nos ha traicionado a las mujeres y al feminismo. Y quiero admitir que siento mucho dolor y mucha rabia al escribir que me siento traicionada por esa izquierda a quien jamás volveré a votar.

Porque les guste o no, el sexo como realidad material seguirá existiendo y las mujeres seguiremos siendo mujeres, aunque pretendan disfrazarlo de mil maneras. Aunque se inventen palabros o expresiones para no nombrarnos, seguiremos siéndolo siempre.

Insisto: Feminismo no vota a partidos que nos han traicionado. Y estamos en año electoral. Antes voto nulo que votar a quien nos ha traicionado desde la izquierda.

Ben cordialment,

Teresa

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Normalizado

        

Esta semana hemos comprobado cómo se abrieron todos los informativos de radio, Tv así como los periódicos llevaban a sus portadas de papel y digitales con el asesinato de un sacristán en Algeciras a manos de un joven musulmán.

         Ha habido declaraciones de toda clase por parte de la gente que se dedica a la política, a los medios de comunicación, a las tertulias, etc. y en todos los sentidos. Incluso algunas de ellas daban verdadera vergüenza escucharlas.

         No seré yo quien diga que el asesinato de esta persona no haya sido importante, en absoluto. Por supuesto que lo es. Como todos los asesinatos y muertes violentas.

         Y digo esto, porque igual que me parece importante el asesinato de este sacristán de Algeciras, me parecen importantes todos y cada uno de los asesinatos de mujeres y criaturas por violencias machistas incluida la vicaria.

         Sin embargo, parece que se han normalizado estos asesinatos de mujeres y criaturas a manos de asesinos machistas. Que ya forman parte del “paisaje” habitual. Como si la muerte de tantas mujeres cada año fuera una especie de peaje que se tuviera que pagar para seguir avanzando, olvidándonos del sufrimiento previo de estas mujeres, así como del hecho de que tenían derecho a vivir una vida libre de violencias sin que nadie se la arrebatara, a su voluntad y sin las víctimas pudieran hacer nada.

         Y digo nada porque hasta los sistemas de protección están fallando. Desde las instituciones las animan a denunciar, como si fuera tan fácil, para después dejarlas a su suerte en demasiados casos.

         La ley de medidas de protección contra la violencia de género fue un gran avance, no lo niego en absoluto, pero tiene casi veinte años y la sociedad ha cambiado mucho en estos años, por tanto aquella “foto fija” del momento en que se aprobó ha cambiado. En lógica consecuencia, la ley habría que actualizarse.

         Así mismo habría que fiscalizar mejor el destino de los fondos del Pacto de Estado y vigilar que ese dinero cumple en realidad los objetivos a los que debería ir destinado. Invertirlo en prevención y sensibilización para avanzar en la erradicación de todas las violencias machistas y, como consecuencia, en evitar los asesinatos de mujeres y criaturas a manos de machistas recalcitrantes que temen perder el control sobre ellas.

         Normalizar estos asesinatos forma parte básica de otra estrategia que es la más peligrosa de todas: conseguir que se pierda importancia, de nuevo, de estos hechos socialmente y que, de ese modo, se deje de hablar de ellos y se invisibilicen. Forma parte de otro tipo de violencia machista: La estructural

         No podemos olvidar que la violencia estructural de género o machista es aquella que se ha ejercido a lo largo de la historia como consecuencia de la naturalización de las diferencias biológicas entre mujeres y hombres. Y que esa naturalización dio paso a las desigualdades que se asentaron en las diferentes sociedades e instituciones que las gobiernan.

         De ese modo era «natural» que las mujeres estuvieran fuera de los espacios de toma de decisiones de toda índole. Decisiones que también las afectaban.

         Esta forma de exclusión patriarcal ha tenido como consecuencia directa el no haber tomado en consideración las necesidades propias de las mujeres y niñas en temas muy variados de sus vidas y que hayan sido tratadas como un único «corpus» sin voz ni apenas presencia y teniendo que ser representados por los varones de las familias que, en demasiados períodos de la historia, las han tenido consideradas como seres de segunda clase a quienes podían usar y explotar a su antojo.

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El «regalo» a las mujeres de Castilla y León

         Después del parón por las fiestas navideñas nos encontramos con el regalito envenenado que el vicepresidente del gobierno de Castilla y León ha propuesto hacer a las mujeres embarazadas de du comunidad: poner más trabas a su decisión libre de interrumpir su embarazo.

         Y es que la derecha, cuando se trata de la libertad sexual y reproductiva de las mujeres, de inmediato se pone de los nervios y a intentar por todos los medios anteponer la moral impuesta por sus creencias religiosas, a la plena libertad de las mujeres sobre sus cuerpos, su placer y su deseo o no de ser madres.

         Sin embargo, dentro de esa misma moral no entran restricciones a la libertad sexual y reproductiva de los hombres ya que en ningún momento se condenan sus “visitas” a violar mujeres prostituidas, por ejemplo. O mantienen un silencio cómplice con cada asesinato de mujeres a manos de sus parejas o exparejas. Muy “coherente” todo con los hombres.

         Pero con las mujeres la cosa cambia. Y ocurre esto y así, porque en el fondo, la derecha y la ultraderecha, a las mujeres nos consideran a las mujeres seres al servicio exclusivo de los deseos de los hombres y sin capacidad para decidir sobre nuestras propias vidas, sobre nuestros propios cuerpos y, por extensión, sobre nuestro placer propio.

         Si a esta concepción patrimonial de la posesión de las mujeres, le añadimos la necesidad perentoria de control de su descendencia a través de las gestaciones que ellos siguen sin poder realizar, nos encontraremos con situaciones muy “delicadas” para sus intereses.

         Y situaciones “delicadas” como consecuencia de la imposibilidad de gestar de los hombres pueden ser, como ya se hace, la compraventa de criaturas por vientres de alquiler de mujeres vulnerables económicamente, y ante lo cual, también existe un silencio cómplice por parte de las instituciones religiosas. Curioso.

         O quizás no tan curioso, si tenemos en cuenta cómo algunas congregaciones religiosas que dirigían algunos hospitales robaron criaturas, durante décadas de mujeres tanto solas, como con familias para entregarlas a gentes de posiciones elevadas a cambio de dinero. O, dicho de otro modo, ya ejercieron esta compraventa de criaturas hasta no hace demasiados años con la complicidad de estas instituciones religiosas que se espantan ante la posibilidad de una interrupción voluntaria del embarazo, pero que no tienen escrúpulos a la hora de comerciar con criaturas arrancada de sus madres para ser vendidas.

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Alicia Murillo Ruiz

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